Toque de queda
Ambiciono en la desnudez de la tinta
calmar el delirio de las hojas,
bautizar en derroche de ocios
la curvatura de tus líneas.
Halago su prisión
el desbordado prisma,
la cándida beldad
revestida con astros.
Aunque por el sereno
sus pechos bombeen detalles
con la ungida soledad
de subrayar caminos.
Acentúo sinuosos márgenes
que el calvario del clima
deposita en los ojos.
Déjese rebosar por las letras,
tropiece ante a su amotinada gana
para valorar su morfología.
Suavemente, incite a los surcos
colmados por su vientre,
venga e invada el latifundio
para trasplantar tus pétalos.
Describa el indicio que la asfixia,
desgarremos sus encajes claroscuros
y que se pierdan en lírica poesía.
Déjeme besar los ramales
que nacen desde sus labios,
que me lleven serpenteante
hasta la casta ingenuidad de sus dedos.
Únase a la fábrica
que se procrea en los cojines,
al locuaz vacío que pierde
en toque de queda,
júntese al himno de palabras,
al atormentado bosquejo
de nuestras súplicas.
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