Cuál luz que desciende muy lento cubriste un bosque habitado por mi y mis pálidas sombras que habitaron mis malos sueños.
Fuiste un día la melodía volviendo desde cada silencio donde te fuiste.
Que día de días, vieras que si.
Y dulces terciopelitos salían de tu boca transformados en pájaros que de verme sin ruido cantaron sobre fuentes de agua de todas mis tardes a solas.
El día que volviste no te oí, llegaste entre la profundidad
de mi sueño, apenas te sentí
y con tu delicado índice de aire hiciste dos corazones donde yo solo sé.
Dedicaste las horas a tatuar sueños de miradas tuyas. Hiciste de las mías delgadas instancias, pintaste paisajes nuevos con amarillos y dorados, reuniste los colores de un día con tus dos manos.
Abrazaste todas mis tardes somnolientas y con lentejuelas de estrellas hiciste el camino de retorno a los sueños.
Cada sueño un pájaro en vuelo a todas partes.
Hiciste arte al hacerme volver desde la raíz de mi sombra.
Me acostumbré tan despacito a quedarme
y sin darme cuenta te hiciste esta respiración.
Te convertiste en un muro de agua grande y tibia.
Todavía me pregunto
qué pasó, qué me golpeó y desarticuló el miedo en cristales de noche y de universo.
Nunca sabré a ciencia cierta en qué hora volvieron mis palabras como aves a beber de tus manos sin temor de ortigas.
Se acicala confiado este intento de poema un ala y después otra, se pule para alzar el vuelo al sur lleno de soles diversos.
Cada que te vas te busco en el pozo hondo de mi infancia sin pudor de hombre
y Silbo una canción para no tener miedo de que no vuelvas... sí, silbo quedito
una canción que aprendí de mi madre.
Levanto cada promesa rota y con agua que baja aprisa desde mis pestañas
la pego, la pongo a secar a la luz del día.
Hago un espejo y me miro, no soy el de ayer.
Que fragilidad de mi, me espanta, me vuelvo bandada de insectos, luciérnagas a velocidad.
Voy a alcanzarte por si estás peinándote tranquila sin irte a algún sueño.
Te cansas, te duermes.
Tan dulce niña durmiendo,
No toco tu pelo, recojo mis manos, censuro el beso que pondría amoroso en tu frente.
¡Quién soy yo para perturbar
La paz de una niña durmiendo...!
De sol y de sol
Noviembre de 2020
Patas de gato
Que día de días, vieras que si.
Y dulces terciopelitos salían de tu boca transformados en pájaros que de verme sin ruido cantaron sobre fuentes de agua de todas mis tardes a solas.
El día que volviste no te oí, llegaste entre la profundidad
de mi sueño, apenas te sentí
y con tu delicado índice de aire hiciste dos corazones donde yo solo sé.
Dedicaste las horas a tatuar sueños de miradas tuyas. Hiciste de las mías delgadas instancias, pintaste paisajes nuevos con amarillos y dorados, reuniste los colores de un día con tus dos manos.
Abrazaste todas mis tardes somnolientas y con lentejuelas de estrellas hiciste el camino de retorno a los sueños.
Cada sueño un pájaro en vuelo a todas partes.
Hiciste arte al hacerme volver desde la raíz de mi sombra.
Me acostumbré tan despacito a quedarme
y sin darme cuenta te hiciste esta respiración.
Te convertiste en un muro de agua grande y tibia.
Todavía me pregunto
qué pasó, qué me golpeó y desarticuló el miedo en cristales de noche y de universo.
Nunca sabré a ciencia cierta en qué hora volvieron mis palabras como aves a beber de tus manos sin temor de ortigas.
Se acicala confiado este intento de poema un ala y después otra, se pule para alzar el vuelo al sur lleno de soles diversos.
Cada que te vas te busco en el pozo hondo de mi infancia sin pudor de hombre
y Silbo una canción para no tener miedo de que no vuelvas... sí, silbo quedito
una canción que aprendí de mi madre.
Levanto cada promesa rota y con agua que baja aprisa desde mis pestañas
la pego, la pongo a secar a la luz del día.
Hago un espejo y me miro, no soy el de ayer.
Que fragilidad de mi, me espanta, me vuelvo bandada de insectos, luciérnagas a velocidad.
Voy a alcanzarte por si estás peinándote tranquila sin irte a algún sueño.
Te cansas, te duermes.
Tan dulce niña durmiendo,
No toco tu pelo, recojo mis manos, censuro el beso que pondría amoroso en tu frente.
¡Quién soy yo para perturbar
La paz de una niña durmiendo...!
De sol y de sol
Noviembre de 2020
Patas de gato
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu participación